Entre fábricas que vuelven a generar empleo y un puerto que no deja de moverse.
Foto: La alemana Igus invertirá 13 millones de euros para la construcción y contarán con 8.500 m2.
Vilanova i la Geltrú, a medio camino entre Barcelona y Tarragona, no solo es la capital del Garraf: es también una ciudad que está redefiniendo su perfil económico. Con más de 70.000 habitantes, según los últimos datos oficiales, y una ubicación estratégica con puerto propio, Vilanova lleva años combinando tradición industrial con nuevas inversiones y actividad empresarial.
Pero, ¿cómo está realmente su economía en 2025? ¿Qué sectores tiran del carro? ¿Dónde están las oportunidades? En esta nota hacemos un repaso con datos, contexto y una mirada puesta en lo que viene.
Empleo e inversión: señales de una reactivación sostenida
Aunque los servicios siguen siendo el motor económico principal, en los últimos dos años se notó un leve repunte de la industria local. Dos casos concretos marcan esa tendencia: por un lado, MSTECH Europe, una firma tecnológica que abrió una planta con una inversión inicial de 8 millones de euros, generando cerca de 100 puestos de trabajo. Y por otro lado, Igus, la empresa alemana especializada en componentes industriales, que ya inició la construcción de su nueva fábrica en el polígono.
No son hechos aislados. En toda la comarca del Garraf se está notando una leve recuperación del empleo industrial, que había quedado golpeado tras la pandemia y el cierre de varias empresas tradicionales del sector metalúrgico y químico.
Un puerto que sigue dando trabajo
El Puerto de Vilanova tiene un rol más importante de lo que a veces se le reconoce. No es solo un punto de actividad pesquera o de ocio náutico. También funciona como nodo logístico y generador de empleo directo e indirecto. Las actividades vinculadas al puerto sostienen decenas de pequeños negocios locales, desde astilleros hasta empresas de logística y servicios turísticos.
Inmigración y mano de obra: el motor silencioso
Otro fenómeno que empuja la economía local es la llegada de población extranjera. Aunque Vilanova no encabeza los rankings de inmigración, el impacto es visible: según datos oficiales, en 2024 el 7 % de sus habitantes eran de origen extranjero. En sectores como la construcción, la hostelería o el trabajo doméstico, la participación de esta mano de obra es fundamental.
Y a nivel catalán, la tendencia es clara: en 2022, más del 80 % de los nuevos empleos generados fueron cubiertos por personas migrantes. Todo indica que en Vilanova el patrón es similar.
Los desafíos que siguen en pie
No todo es optimismo. Todavía hay problemas estructurales que limitan el despegue económico de la ciudad. El primero es la temporalidad laboral: muchas contrataciones son de corta duración o a tiempo parcial, lo que impide a los trabajadores tener estabilidad o poder adquisitivo real.
El segundo es el coste de la vivienda, que sigue subiendo. Aunque lejos de los precios de Barcelona, alquilar en Vilanova ya se vuelve complicado para muchas familias, sobre todo si hay un solo ingreso.
Y por último, está el reto de modernizar el tejido productivo. Vilanova arrastra un pasado industrial fuerte, pero la reconversión hacia sectores de mayor valor añadido todavía avanza lento.
Una ciudad en movimiento (pero con los pies en la tierra)
Vilanova i la Geltrú está lejos de ser un polo económico como Barcelona o Sabadell, pero tampoco es un pueblo dormitorio. Tiene dinamismo, población joven, formación técnica y un ecosistema empresarial que resiste. Las inversiones recientes, el rol del puerto y la recuperación de ciertos sectores son señales positivas.
Pero para que ese crecimiento sea sostenible, todavía quedan piezas por encajar: más empleo de calidad, vivienda accesible y políticas activas que acompañen a los nuevos emprendedores.
Lo cierto es que la ciudad está cambiando, y su economía también. De cómo se gestionen estos próximos años dependerá que ese cambio sea para mejor… o que se quede a medio camino.