Los mercados mundiales: ¿Ajenos al ruido de los aranceles?
La verdad es que las bolsas alrededor del mundo parecen haberse acostumbrado al constante zumbido de los aranceles que, de vez en cuando, se hacen notar gracias a Trump y su red Truth Social. Ya no es sorpresa: cada vez que el magnate lanza algún dardo a Europa o China, los mercados tiemblan por un momento, por lo general nada más que un par de horas, y luego todo regresa a la normalidad. Y mientras tanto, las bolsas, con un trote constante, siguen ganando terreno.
La situación en Europa se mantiene sólida, con el Ibex 35 y el Dax a la cabeza, mientras que Wall Street parece haberse rezagado un poco este año. Lo cierto es que lo que ocurra en las bolsas neoyorquinas a corto plazo no me preocupa tanto como el impresionante soporte que el S&P 500 ha encontrado en la media de 200 sesiones.
¿Un frente alcista?
Si somos testigos de un giro en el Dow Jones que se sostiene durante varias sesiones —mejor si son velas semanales y al menos durante un par de semanas— y supera los 43.000 puntos, podríamos estar frente a una formación con implicaciones alcistas que lo catapultarían muy por encima de sus máximos anuales e históricos de diciembre en los 45.073 puntos.
Y no solo eso, sino que el índice de las pequeñas empresas estadounidenses, el Russell 2000, muestra un gráfico idéntico al del Dow Jones. Esto sugiere que un fuerte cierre semanal por encima de los máximos de mayo nos brindaría otra pauta alcista que también lo lanzaría más allá de sus máximos históricos de noviembre del año pasado.
Una luz en la oscuridad
A pesar de todo, parece que solo necesitamos un pequeño empujón adicional para confirmar amplias y prometedoras figuras de vuelta al alza. Pero, ¿qué pasa si miramos más allá de Wall Street y Europa? Vilanova i la Geltrú nos ofrece una perspectiva interesante sobre cómo se mueve la economía de una ciudad que no deja de transformarse.
Por otro lado, no podemos ignorar que la Zona Euro estaba al borde del estancamiento económico en mayo. Aunque las circunstancias han cambiado desde entonces, es crucial no olvidar el impacto de estos eventos.
Fin del romance: Trump y Musk
Hablando de impactos, parece que el romance entre el presidente de los Estados Unidos y el dueño de Tesla ha llegado a su fin. Lo cierto es que el jueves pasado se vivió una batalla de tuits que parecía más propia de adolescentes que de dos figuras de semejante envergadura. Entre acusaciones de «abominación repugnante que llevará a EEUU a la bancarrota» y amenazas de anular contratos y subvenciones públicas, el panorama se torna cada vez más complicado.
Así las cosas, el mundo de las finanzas sigue su curso, ajeno a las batallas tuiteras y al ruido de los aranceles. Sin embargo, una cosa está clala, en este juego de cifras y pronósticos, solo el tiempo dirá quién lleva la razón.
Hoy me encuentro con una noticia que bien podría sonar a guión de película, pero lo cierto es que es más real que nunca. Una noticia que no deja indiferente a nadie, especialmente a los accionistas de Tesla.
El batacazo de Tesla
Es un secreto a voces que los que siempre terminan pagando el pato son los accionistas. Y el caso de Tesla no es una excepción. El pasado día, la empresa de Elon Musk vivió un auténtico descalabro en bolsa. El valor de sus acciones cayó en picado un 14,26%, con el mayor volumen negociado en lo que va del año. Hablamos de una friolera de 134 millones de títulos. Desde luego, no es moco de pavo.
Una carrera contra el tiempo
Y resulta que, como suele suceder, la cosa no ha llegado en el mejor momento. Tesla está a punto de descorchar su nuevo servicio de Robotaxi en Austin, Texas, y la situación en el mercado podría hacer que pase completamente desapercibido.
Un Robotaxi, para los que no lo sepan, es un proyecto que la firma lleva tiempo gestando y que se esperaba con entusiasmo. Sin embargo, ante el revuelo financiero, temo que pueda quedar en un segundo plano. Así es la vida, un día estás en la cima, y al siguiente, puedes encontrarte con la mirada fija en el abismo.
No puedo evitar recordar una situación similar ocurrida en la ciudad de Vilanova i la Geltrú, donde la transformación económica también provocó un cierto caos entre los inversores.
El panorama económico
No obstante, y pese a todo, no deberíamos perder de vista el contexto en el que nos encontramos. La economía de la Zona Euro está al borde del estancamiento, y la de España no es precisamente una excepción.
Una gran parte de los trabajadores españoles, según fuentes fiables, no superan los 30.000 euros anuales debido a la proliferación de contratos parciales. Y no podemos dar la espalda a esa realidad.
En definitiva, el panorama económico es complicado y las empresas, incluso las más fuertes, no están exentas de sufrir sus embates. Quizás este golpe sea una llamada de atención para Tesla, tal vez una oportunidad para replantearse estrategias. Al final del día, solo el tiempo dirá.