EEUU, el roble económico que resiste los shocks
Aquí en España, solemos decir que no hay tempestad que dure cien años. Y parece que EEUU ha tomado esto al pie de la letra. Contra todo pronóstico, y pese a que podríamos esperar que las conmociones geopolíticas y los rifirrafes arancelarios desestabilicen la economía, la realidad es que la economía norteamericana se ha mostrado más resistente que nunca. De hecho, se ha convertido, de manera bastante silenciosa, en una de las economías más robustas del mundo, resistiendo shocks que habrían hecho tambalear a otros.
A ver, que no es que esté de rositas. Los mercados tienen sus momentos de temblor ante la amenaza de conflictos políticos. Y según dicen los entendidos, estos sobresaltos deberían impulsar al alza los precios de los derivados que protegen contra el impago de la deuda y hacer que los tipos de interés del crédito se disparen con respecto a los índices de referencia. Pero, oye, aquí estamos en 2025 y los indicadores de riesgo del mercado apenas han pestañeado, incluso cuando los titulares de las noticias eran para echarse a temblar.
De shocks y volatilidades…
¿Y qué me decís de la volatilidad? Pues bien, aunque nadie nos asegura que no venga un pequeño bache de volatilidad en el futuro, lo cierto es que las expectativas de volatilidad implícitas en los precios de los contratos de opciones han caído en picado durante los últimos dos años. Eso, en cristiano, significa que las primas de rendimiento que se ofrecen para atraer a los inversores en nuevas emisiones de bonos están a la par con las cifras prepandemia. Y los índices clave del coste de los swaps de impago crediticio, que actúan como una especie de seguro contra la deuda, también se encuentran cerca de mínimos a largo plazo.
Ahora bien, ¿por qué tenemos precios de mercado tan tranquilos y a la vez tanta ansiedad en el ambiente? Pues muy sencillo: porque EEUU se ha convertido en uno de los países más fuertes a los shocks. Esta resistencia no sólo sostiene la renta variable, sino que también permite a los inversores sacar un rendimiento único en una generación con bonos de alta calificación que contrarrestan las posiciones más riesgosas, tal y como Vanguard destaca el papel crucial de los dividendos en la rentabilidad a largo plazo del inversor.
Un país fuerte, con fortalezas ocultas
No es ninguna tontería. Los servicios ahora generan el 81% del PIB estadounidense y el 69% del gasto en consumo, un aumento considerable desde el 38% que se registraba en la década de 1940. Solo en dos ocasiones ha habido un descenso real de los servicios en términos interanuales: en 2009 y 2020. Y si algo hemos aprendido es que cuanta mayor es la participación de los servicios, más suave es el ciclo.
Además, las cadenas de suministro digitalizadas y los mercados laborales flexibles reducen el riesgo de impago y los shocks de beneficios. Y los hogares también gozan de mayor solidez. La deuda/patrimonio neto se encuentra cerca de mínimos históricos, un 50% por debajo de los máximos de 2008. Y el patrimonio neto asciende a 7,6 veces la renta disponible, más que en cualquier momento antes de la pandemia.
Deuda baja, ganancias altas
Los costes totales de los intereses de los hogares son inferiores al 10% de los ingresos, menores a cualquier dato previo a la pandemia. La tasa hipotecaria media pendiente es de tan sólo el 4,05%, lo que mantiene los pagos de intereses en el 4% de los ingresos. Mientras tanto, los estadounidenses tienen más capital en sus viviendas que nunca. ¡Menuda suerte!
Los balances corporativos también reflejan esa disciplina. Los emisores con grado de inversión se han pasado la última década alargando el vencimiento de su deuda y acumulando liquidez. El endeudamiento de hogares y empresas es más de un 30% inferior a los máximos de la Gran Crisis Financiera, y los márgenes de beneficio se sitúan en el 13,8%, por encima de cualquier dato en los registros anteriores a la pandemia. Sin una línea divisoria en el balance, el desapalancamiento forzoso —el que genera volatilidad— nunca se pone en marcha.
Ahora bien, todo esto que estamos contando no quiere decir que EEUU sea la panacea. Como en todos lados, hay luces y sombras. Pero lo cierto es que, de momento, los indicadores económicos están pintando un panorama bastante bueno. ¿Será esto lo que necesitamos para que el Ibex aspire a alcanzar cotas inéditas en su escalada financiera? Solo el tiempo lo dirá.
¿A quién no le gustan las buenas noticias financieras? Pues bien, lo cierto es que los hogares de alrededor del mundo poseen activos financieros que suman la friolera de 129 billones de dólares, o 112 billones de euros si nos ponemos en «modo español». Y lo que es aún mejor, más o menos la mitad de estos activos son de los que te dan una rentabilidad de más del 4%. Eso significa que la pasta vuelve a casa casi sin que tengamos que mover un dedo.
Los intermediarios van a lo seguro
No es ningún secreto que en el mundo de las finanzas, la liquidez manda. Y precisamente buscando esa liquidez, se están consiguiendo resultados interesantes día tras día. Los intermediarios financieros, por su parte, se están manteniendo a flote con inventarios ligeros como una pluma. Este vaivén se traduce en una reducción de los diferenciales de negociación y en una menor fluctuación de precios.
Claro que, según fuentes fiables, parece que a principios de año hubo un poco de susto con los aranceles. Pero en cualquier caso, aquello parece que ya ha quedado en el olvido.
Los bonos del Tesoro mantienen su rendimiento
A pesar de los tiempos revueltos, los bonos del Tesoro estadounidense siguen dándonos un rendimiento por encima del 4%, y la inflación se mantiene a raya en poco más del 2%. Es más, los rendimientos reales son los más altos en, al menos, los últimos 15 años. Así que, si lo piensas, no está nada mal.
Los avances en tecnología aportan su granito de arena
Mientras tanto, en el universo de la renta variable, la tecnología está haciendo de las suyas. Los avances en IA, tecnología en la nube, robótica y otras herramientas que mejoran la productividad están dando un empujón a la renta variable que no veas.
Aunque pueda parecer que las valoraciones están por las nubes, el flujo de caja sigue superando las expectativas. Y si a eso le sumamos el dinero que está entrando en los fondos del mercado monetario y las agresivas recompras de acciones por parte de las empresas, parece que la balanza se inclina a favor de la demanda.
Los mercados y el riesgo, de la mano
Los mercados financieros no son ajenos al riesgo. Lo asumen, lo toleran y hasta parecen valorar un sistema que está diseñado para absorberlo. Un sistema respaldado por una economía orientada a los servicios, balances firmes y una base de inversores con liquidez de sobra.
Para cerrar, me gustaría hacer una comparación. Al igual que el león es el rey de la selva, la rentabilidad a largo plazo es la reina de las inversiones. No por nada, Vanguard destaca el papel crucial de los dividendos en la rentabilidad a largo plazo del inversor. Y si seguimos con las metáforas de la realeza, podríamos decir que el Ibex aspira a alcanzar cotas inéditas en su escalada financiera, como si quisiera ser el rey del castillo financiero.
Pero no olvidemos que, mientras tanto, a nuestro alrededor sigue habiendo retos importantes. Como el incremento en el coste de los alimentos debido a el descontrol climático, por ejemplo. Y es que, como siempre, todo tiene su cara y su cruz.
Si hay algo que tenemos que aprender, es que en la economía nunca hay que dar nada por sentado. Ahora que el panorama financiero parece estar en constante cambio, lo cierto es que los inversores tienen una oportunidad de oro. ¿El secreto? Apostar por la diversificación y mantener la mirada puesta en el largo plazo.
Una estrategia de inversión para tiempos inciertos
La idea es mantener una exposición a la renta variable que impulse un crecimiento sostenido de las ganancias, pero también volcar parte de la inversión hacia los bonos de mayor calidad en el mercado. Además, hay que tener en cuenta otros activos no correlacionados como los bienes raíces, las inversiones privadas y, según quien nos lo cuente, hasta una asignación moderada a las criptomonedas. No todo en el mundo de las finanzas son acciones y bonos, ¿verdad?
El retorno de la inversión
Si se gestiona con cuidado, una cartera diversificada así podría ofrecer un retorno de entre el 7% y el 9%. Y eso, en cualquier caso, incluso si el drama geopolítico domina los titulares. Porque al final, cuando se trata de la economía, el ruido más fuerte siempre viene de las noticias que de los fundamentos del mercado. Esto es algo que ya vimos en el 2025, y parece que la historia se repite.
Vale la pena entonces recordar, como mencionamos en nuestro artículo anterior, Vanguard destaca el papel crucial de los dividendos en la rentabilidad a largo plazo del inversor. No hay que perderse en el ruido de las noticias, sino mantener la vista en el horizonte y seguir una estrategia de inversión sólida y bien pensada.
Otra cuestión que se está debatiendo en el mercado es la posibilidad de nuevos aranceles del 100% a chips y semiconductores, una noticia que podría tener implicaciones para empresas tecnológicas globales como Apple. Como siempre, el panorama geopolítico puede tener un impacto a corto plazo en el mercado, pero lo importante es no perder de vista la estrategia de inversión a largo plazo.
El panorama local
En el frente local, el Ibex aspira a alcanzar cotas inéditas en su escalada financiera, como destaca un reciente artículo de InversorHoy. Sin duda, algo a tener en cuenta para los inversores españoles.
En fin, el objetivo es no perderse en el ruido de las noticias y mantener la vista en el horizonte. Sí, puede ser un desafío, pero también puede ser una gran oportunidad. Como siempre, en el mundo de las inversiones, el que se mantiene firme es el que gana.
Y ya para rematar, solo recordar que este es mi punto de vista y que cada inversor debe tomar sus propias decisiones, informándose y pensando en sus objetivos a largo plazo. Al final del día, lo más importante es que cada uno pueda dormir tranquilo con sus inversiones.