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Dos tercios de los trabajadores españoles no superan los 30.000 euros anuales por la proliferación de contratos parciales

Solo uno de cada diez españoles percibe salarios superiores a 50.000 euros, mientras que la inflación erosiona el poder adquisitivo de las clases medias

Las disparidades salariales en España revelan una estructura económica fragmentada, donde los salarios elevados de una minoría distorsionan la media nacional, ocultando la realidad de millones de trabajadores cuyos ingresos apenas cubren las necesidades básicas. La escalada inflacionaria de los últimos años ha agravado esta situación, reduciendo significativamente el poder adquisitivo real de los hogares españoles.

La realidad de los salarios españoles

Cuando hablamos de cuánto se gana en España, hay un número que suele aparecer en todos lados: 23.350 euros brutos al año, según el INE. Pero ese número no representa en absoluto a la mayoría. De hecho, distorsiona bastante la realidad. ¿Por qué? Porque unos pocos con sueldos altos tiran el promedio para arriba, mientras millones apenas llegan a cubrir lo justo.

La inflación tampoco ayuda. Aunque los salarios subieron un poco en los últimos años, los precios subieron más. Entonces, en la práctica, la gente perdió poder de compra. Y eso se nota en cosas básicas: el alquiler, el súper, un café en el bar de siempre.

La barrera de los 30.000 euros

Este dato no se dice tanto, pero es clave: solo un tercio de los trabajadores en España supera los 30.000 euros brutos al año. O sea, dos de cada tres están por debajo. Si lo bajamos a tierra, eso serían unos 2.500 euros brutos al mes en 12 pagas. Un salario que ya es bajo de por sí, y al que encima pocos llegan.

Y si miramos la mediana salarial —que muestra lo que gana una persona «típica»—, el número es el mismo: 23.350 euros al año. Eso serían unos 1.945 euros brutos por mes, y en muchos lugares del país, con eso no te alcanza ni para un alquiler decente.

El SMI sube, pero no todos lo cobran

El Salario Mínimo Interprofesional subió y en 2025 será de 16.576 euros brutos al año. Pero lo loco es que el 18% de los trabajadores no llega a cobrar eso si se considera una jornada completa. Eso pasa por la cantidad de empleos a tiempo parcial o con contratos raros que hay dando vueltas.

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O sea, laburás, pero no llegás ni al mínimo legal… y eso te condiciona en todo: en el ahorro, en el alquiler, en tus planes.

Dependiendo de dónde vivas, tu sueldo cambia (y mucho)

Hay una diferencia gigante entre comunidades autónomas. Por ejemplo, en el País Vasco, el sueldo medio pasa los 30.000 euros. En cambio, en Andalucía o Castilla-La Mancha, apenas roza los 18.000. Y eso sin contar el costo de vida de cada zona.

No es lo mismo cobrar 1.800 en Madrid que en un pueblo de Cuenca. Y aún así, mucha gente cobra eso… o menos.

Brecha de género que no se achica (al contrario)

La desigualdad entre hombres y mujeres también se ve en los sueldos, y empeora con la edad. A los 50, los varones cobran en promedio un 10% más. ¿Motivo? Ellos son mayoría en cargos altos o con responsabilidades, donde se gana más. Las mujeres siguen teniendo menos acceso a esos puestos, aunque tengan la misma preparación.

El impacto de la inflación

Los salarios nominales han experimentado un crecimiento del 11% desde 2020, pero esta evolución queda eclipsada por una inflación del 15% en el mismo período. Esta divergencia ha resultado en una pérdida neta de poder adquisitivo del 4%, afectando especialmente a las clases medias.

Desde la crisis de 2008, el crecimiento salarial real se ha concentrado principalmente en dos segmentos: la población joven, beneficiada por las sucesivas subidas del salario mínimo, y los trabajadores mayores de 60 años, reflejo del envejecimiento poblacional y su concentración en puestos de mayor retribución.

Los salarios suben… pero igual perdemos

Desde 2020, los salarios crecieron un 11%, pero la inflación fue del 15%. Resultado: pérdida real de poder adquisitivo del 4%. O sea, aunque cobrás un poco más, tu plata vale menos.

Solo algunos grupos se salvaron un poco: los jóvenes (por la suba del salario mínimo) y los mayores de 60 años, que en general tienen mejores sueldos por antigüedad o por haber llegado a mejores puestos. En la mayoría de los casos, los salarios siguen estancados en niveles de 2018, pero los precios no. Por ponerlo claro: lo que en ese entonces costaba 100 euros en el súper, hoy cuesta 140. Así que alguien que cobraba 2.000 euros netos al mes en 2018, en realidad hoy tiene un poder de compra parecido al de 1.200 euros.

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